Cómo gestionar el síndrome de la impostora
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Y otras creencias limitantes que te están boicoteando y cómo darles la vuelta
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Que levante la mano quien no ha sentido alguna vez el famosísimo síndrome de la impostora atacándola.
Yo te voy a reconocer que ya no me inmuto cuando la veo aparecer y como les decimos a nuestras clientas, ya hace tiempo que cuando lo veo aparecer, simplemente le pongo una silla “no muy cómoda” y le invito a sentarse hasta que se canse, pero eso sí en silencio y molestando lo mínimo a ser posible. Ya paso de él absolutamente.
Pero si tú aún no has llegado a este punto déjame que te hable un poco de ella, porque solo conociéndola bien y entendiendo cómo funciona vas a poder, sino superarla si vivir sin que te condicione y te haga sufrir.
Hoy quiero hablarte de Cómo gestionar el síndrome de la impostora y de algunas de las creencias limitantes que pueden estar boicoteando y enseñarte a darles la vuelta.
Empecemos por el principio, Qué es el síndrome de la impostora y desde cuando se habla de él.
El síndrome del impostor fue identificado y acuñado por primera vez en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes. En un artículo titulado «The Impostor Phenomenon in High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention», Clance y Imes describieron el fenómeno como una experiencia interna de sentirse como un fraude o un impostor, a pesar de tener pruebas objetivas de competencia. Inicialmente, se enfocaron en estudiar el síndrome del impostor en mujeres con altos logros académicos y profesionales, pero posteriormente se ha observado que afecta a hombres y mujeres en diferentes ámbitos de la vida. Desde entonces, el síndrome del impostor ha sido objeto de investigación y se ha reconocido como un fenómeno psicológico común.
Vale, y con esto me surge otra gran pregunta, ¿Por qué ataca más a las mujeres? Es realmente así o solo es una percepción. Los datos nos dicen que el síndrome de la impostora no afecta exclusivamente a las mujeres, perooooo se ha observado que puede ser más común en ellas.
Hay varias razones que podrían explicar esta tendencia:
- Expectativas culturales y sociales: En muchas culturas, las mujeres han sido históricamente subrepresentadas en roles de liderazgo y en campos dominados por hombres. Esto puede generar expectativas y estereotipos de que las mujeres son menos competentes o menos capaces, lo que puede aumentar los sentimientos de ser una impostora.
- Perfeccionismo: Las mujeres a menudo se enfrentan a expectativas de perfección en múltiples áreas de sus vidas, incluyendo el trabajo, el hogar y las relaciones personales. El perfeccionismo puede llevar a establecer estándares irreales y a sentir que nunca se está a la altura, lo que alimenta el síndrome del impostor.
- Sesgo de género y autodesvalorización: Algunas investigaciones sugieren que las mujeres tienden a subestimar sus habilidades y logros, mientras que los hombres tienden a sobrevalorarlos. Esto puede ser resultado de sesgos de género internalizados y de una cultura que minimiza los logros de las mujeres. Como resultado, las mujeres pueden ser más propensas a experimentar el síndrome del impostor.
- Falta de modelos a seguir: La falta de modelos a seguir y referentes femeninos en posiciones de liderazgo o éxito puede hacer que las mujeres se sientan más aisladas y cuestionen su lugar en determinados ámbitos. La falta de ejemplos con los que identificarse puede aumentar los sentimientos de ser una impostora.
Obviamente, tenemos que tener presente que estas son explicaciones generales y . no todas las mujeres experimentarán el síndrome de la impostora, y algunos hombres también pueden verse afectados.
Una vez ya tenemos claro que es y algunos de los motivos por los que nos afecta el dichoso síndrome. Es el momento de ver cómo lo podemos capear mejor, porque desaparecer ya te digo, amiga, que no va a desaparecer.
Estas son algunas de las estrategias que a nosotras nos han funcionado:
- Identifica tus creencias limitantes: Toma conciencia de las creencias negativas que tienes sobre ti misma y que te están impidiendo avanzar. Estas creencias pueden incluir pensamientos como «no soy lo suficientemente buena» o «no merezco el éxito». Identificar estas creencias es el primer paso para desafiarlas. Y luego voy a entrar un poco más en este punto.
- Cuestiona tus creencias: Una vez que hayas identificado tus creencias limitantes, pregúntate si son realmente ciertas. Examina la evidencia objetiva de tus logros y habilidades. Es probable que encuentres pruebas de que tus creencias no son precisas o están distorsionadas.
- Reemplaza las creencias limitantes por afirmaciones positivas: Desarrolla afirmaciones positivas y realistas que te ayuden a contrarrestar tus creencias limitantes. Por ejemplo, si crees que no eres lo suficientemente buena, puedes decirte a ti misma: «Claro que soy capaz, lo he hecho otras veces y lo voy a hacer ahora». Repite estas afirmaciones regularmente para reprogramar tu mente y fortalecer una mentalidad positiva.
- Busca apoyo y validación externa: Comparte tus sentimientos y preocupaciones con personas de confianza, como amigos, familiares o mentores. El apoyo de los demás puede ayudarte a desafiar tus creencias negativas y obtener una perspectiva más objetiva de tus habilidades y logros.
- Acepta la imperfección y el aprendizaje continuo: Nadie es perfecto, y es importante reconocer que el crecimiento y el aprendizaje son procesos constantes. Acepta que cometer errores es parte del camino hacia el éxito y que cada experiencia, incluso las negativas, te brinda oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal.
- Celebra tus éxitos y logros: Reconoce y celebra tus éxitos, por pequeños que sean. Lleva un registro de tus logros y revísalo regularmente para recordarte a ti mismo tus capacidades y progresos.
- Practica el autocuidado y la autorreflexión: Dedica tiempo regularmente a cuidar de ti misma, tanto física como emocionalmente. Esto puede incluir actividades como ejercicio, meditación, pasatiempos que disfrutes o hablar con un terapeuta. El autocuidado te ayudará a fortalecer tu autoestima y a desarrollar una mentalidad más saludable.
Estas son 7 cosas que aunque parezcan detalles, te puedo asegurar que van a cambiar (y mucho) tu relación con tus miedos y la intensidad con la vivas los achaques del síndrome de la impostora.
Si quieres acabar de profundizar y que trabajemos juntas en el resto de creencias limitantes que colaboran con tu síndrome de la impostora y te te están boicoteando, escucha el episodio completo de nuestro podcast. Tienes el link directo al inicio de este post 😃
Felices Planes,
Miriam 💙
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